Las cualidades únicas de Epecuén se deben a miles de años de alternancia entre ciclos secos y húmedos. Durante estos ciclos húmedos recibe agua que aporta cantidades de minerales que, luego en su normal déficit por evaporación se depositan en el fondo. Miles de años de accionar silencioso, dieron su actual condición de maravilla de la naturaleza.
Por ello las Lagunas Encadenadas del Oeste poseen elevada salinidad en general. Siendo Epecuén la última y más baja recibía la mayor cantidad. La ecología de las Encadenadas del Oeste está muy ligada a estos cambios, los cuales condicionan la biodiversidad a lo largo del sistema.
Estas composiciones son el resultado del marcado déficit hídrico que caracteriza a la región, donde las pérdidas por evaporación generarían un aumento en las concentraciones minerales.
En las Encadenadas la distribución de la fauna de peces guarda estrecha relación con el grado de salinidad, disminuyendo hacia el oeste.
CICLOS SECOS Y CICLOS HUMEDOS
Los registros históricos y los datos instrumentales de las lagunas evidencian cambios ambientales importantes en los sistemas a lo largo de los últimos 130 años. Particularmente, la laguna Epecuén presenta el registro de salinidades más completo y extendido en el tiempo.
Desde finales del siglo XIX hasta la década de 1970, se presentan niveles lacustres relativamente bajos y por ende casos extremos de salinidad. Valores bajos de salinidad, y por lo tanto niveles lacustres relativamente altos, coinciden con un período de intensas precipitaciones y crecida de arroyos, entre 1915 y 1922. Durante este intervalo de mayor humedad, se produjeron grandes inundaciones y la unión de la laguna del Monte, con las de Alsina y Cochicó.
Es en esos momentos cuando nace la villa turística en la costa de la laguna Epecuén, coincidente con el crecimiento de su caudal y la disolución de la capa o manto salino que la caracterizaba.
Posteriormente, los valores elevados de salinidad durante la década de 1930, sugieren un descenso dramático de niveles durante un nuevo y marcado período de sequía.
Desde ese momento comenzó el reclamo del sector turístico, cuyo éxito dependía de las lluvias que aportaban cierta estabilidad a la laguna. Las primeras obras de canalizaciones menores se iniciaron en 1937 y 1947. Incluso en 1939 se contrató a Baigorri Velar, el "mago de la lluvia" para que obre en favor de lluvias.
Sin embargo el ciclo seco duraría casi 50 años. A pedido insistente de las comunidades de Guaminí y Adolfo Alsina, en 1956 se inician las primeras obras hídricas en el sistema de Lagunas Encadenadas para sobrellevar las sequías. Ambos distritos agrícolas tenían buenos ingresos en turismo y pesca, logrando una diversificación en su producción. Esta primer obra fue la canalización del Aº Sauce Corto que desde las sierras de la ventana, desagua en la laguna Alsina. Se pretendía que por gravedad el agua vaya colmando todas las lagunas aguas abajo. La segunda obra, ésta si de suma importancia, fue la construcción del Canal Ameghino, el que por 90km recolectaba el agua de una cuenca externa a la de las encadenadas y culminaba en la laguna Alsina. Su construcción demandó 10 años (1965-1975). Pronto el canal demostró su eficacia: por un lado erradicó las inundaciones en toda su zona de influencia, recolectando agua que derivaba al sistema de las Encadenadas. Todo parecía estar dentro de lo planeado, sin embargo se ingresaba en un ciclo de mayores precipitaciones que complicarían todo.