Para fundar el pueblo, la sociedad había adquirido parte de la chacra 56 y la había fraccionado en alrededor 36 manzanas, sumando 400 lotes de 20 x 50 y otros de distinta superficie, en especial los costeros, que salieron a remate con gran expectativa.
Primeramente se vendieron 165 lotes. Pocos días después, el día 14 de marzo, salían a remate nuevamente -en Buenos Aires- los restantes 235 lotes. De las 35 manzanas, dos estaban reservadas para el Hotel Casino Epecuén.
Estos primeros remates, sumados al arribo de miles de nuevos turistas despertaron un furor inmobiliario sin precedentes en la región. En pocos años el primitivo Mar de Epecuén se fue rodeando de otros loteos inmobiliarios: Fueron naciendo Radium Ville (1922), Villa Lolalia (1923); Barrio Parque Minas Epecuén (1925), Cruz del Sur (1926), entre otros menores. Todos esos loteos al irse uniendo, pasadas varias décadas, fueron conformando luego el gran pueblo Epecuén o la “Villa Lago Epecuén”
De manera clara, el negocio inmobiliario estaba planteado para inversores de Buenos Aires. Todas las calles fueron bautizadas copiando el microcentro porteño, desde el ostentoso Avda de Mayo, calle principal de la villa, pasando por la aristocrática Alvear, la emblemática 9 de julio incluso siguiendo el mismo orden: San Martin, Florida, Maipú, Esmeralda, Suipacha, Pellegrini, Cerrito, Talcahuano mientras que en el sentido Este-Oeste Alsina, Victoria, Rivadavia, Mitre, Cangallo y Sarmiento.