En 1922 Ernestina Allaire adquiere a don Celedonio Neira, los lotes X y XI de la chacra 54 de la Circ II de Adolfo Alsina, linderas a la de su hermano Fernando Allaire quien había erigido un moderno hotel sobre una de las barrancas de la laguna. La princesa no venía sólo a levantar su morada de veraneo, sino que pretendía efectuar un negocio inmobiliario. Un año después, en 1923 solicitaba autorización al H.C.D. para conformar la "Villa Radium"

El loteo comprendía 10 manzanas de tamaños dispares, fuera del clásico damero español de 100m x 100m. Las manzanas costeras, fueron prontamente vendidas (En la Nº 9 Fernando Allaire levantaba el Plage Hotel- Dic 1921; Nº 8 Ernestina Allaire levantaba entre 1923 -1924 el Castillo; Nº 7 vendida a Pablo Alric quien en 1926 levantaba el Radium Hotel el que se incendió en 1931.)

El primer remate se llevó a cabo en 1928 ofrecía 104 lotes, algunos con un raro diseño que seguramente no fue aprobado. Los lotes iban desde 12.50 a 66.50m de frente y de 20 a 192m de fondo, con superficies que iban desde los 360 a 4367m2, anunciados como ideales para subdividir.

La princesa Allaire también construyó 3 chalets que los alquilaba para temporada. La Radium Ville tuvo un comienzo auspicioso, contando con el Castillo, el Radium Hotel, tres chalet, el Gran Hotel Plage y dos pensiones, la de don Decio Bernasconi y la de Antonio Consoli, luego Melchor S. Francais.

En 1933, ya habiendo fallecido, se ofrecían a la venta en remate judicial, sin base y al mejor postor, 46 lotes, lo que daba estadísticamente un cierto fracaso, dado que apenas se habían vendido poco más del 15% de los lotes.

La totalidad de los lotes de la Radium Ville serían adquiridos por Fernando y Federico Allaire quienes en 1947 nuevamente pondrían a la venta en un gran remate de 1000 lotes en distintas ubicaciones de mar de Epecuén, Villa Lolalia, Minas etc.

Coindice dicha venta que la salida de la actividad de ambos hermanos Allaire.

Se escondía en el medio de un hermoso parque de altos eucaliptos, pinos, tujas, tamariscos y con un estanque artificial con peces de colores.

El castillo, culminado hacia 1924, contaba con dos plantas: la parte baja poseía un comedor, cocina, ante cocina con depósito de víveres, una biblioteca, escritorio y baño. La planta alta, comunicada mediante una escalera caracol, se componía de una Sala de Estar, dos dormitorios y dos baños, éstos últimos revestidos con mayólica importada. Por la misma escalera se accedía a la terraza que poseía tres niveles diferentes.

El sobrio interior estaba adornado con grandes cuadros y tapices europeos, y el mobiliario era de diferentes estilos, todo traído de Europa.

En el estanque de importantes dimensiones poseía una reproducción de la gruta de Lourdes construida en rocas de diferentes tamaños que podría servir de refugio a ocho personas, con fogón al centro y bancos de piedra. El estanque se dividía en tres partes con distintas profundidades, separadas por dos puentes, uno angosto para el paso peatonal y otro ancho para automóviles dado que era el ingreso al predio mismo. Estaban alimentados en forma de manantial que se desprendía por sobre el techo de la gruta, en forma de cascada, oxigenando el agua.

Apenas lo utilizó al castillo de Epecuen, pues gran parte del año permanecía en Francia. Hacia 1929 realiza su testamento estando ya enferma, dejando sus propiedades a distintas personas y con una última voluntad: “… un entierro como si no tuviera ningún recurso, sin ramos ni coronas, sólo unos lirios del valle dentro del ataúd, que será sin adorno” . Falleció el 10 de marzo de 1929.

E l castillo fue rematado en 1933 y adquirido por Fernando Allaire quien decidió construir una residencia para los caseros con el mismo estilo, el que fue conocido como Castillo Chico.

En 1944 el conjunto adquirido por Elena Horvath, de origen yugoeslavo a la que pronto bautizaron “la princesa yugoeslava”.

“Popularmente mencionada como “La Princesa” en localidades del sudoeste de Buenos Aires y extremo sur de Córdoba durante las primeras décadas del siglo XX en Argentina, Ernestine Marie Leontine Allaire fue una francesa nacida en la ciudad de Fontenay Le Comte, Departamento Vendee, el 6 de febrero de 1874. Hija mayor de Louis Francois Ernest Allaire y Leontine Alida Henriette Chevallereau, siendo su padre cerrajero y su madre ama de casa. El resto de la familia se constituyó con 4 hermanos más: Charles, Celine, Frederic y Fernand, estableciéndose estos dos últimos también en Argentina.

Contrajo primeras nupcias el 29 de diciembre de 1896 en su ciudad natal con Camille Florentín Félix Ernest Bodin, sin descendencia y divorciada en 1906. Tras un breve paso por Argentina vuelve a su país de origen y contrae nuevamente matrimonio con un príncipe de origen ruso Serge Nicolas Mestchersky el 12 de abril de 1911 en París. Esta nueva unión civil no sólo le permitió acceder al título de princesa sino que también dispuso de mayores recursos para acrecentar su patrimonio.

Además, los lazos familiares que se generaron por su segundo matrimonio la acercaron a personalidades del mundo artístico como su suegra la escritora Capitoline Maltzoff, conocida como Tola Dorian y a sociedades culturales y filantrópicas como la Souvenir Normand, resultando miembros junto a su segundo esposo Serge Mestchersky.

Luego de su segundo matrimonio regresó a Argentina desarrollando inversiones en bienes raíces en el extremo sur de Córdoba, caracterizándose por la construcción de un castillo, de estilo neogótico, en plena transformación y avances urbanos en la región pampeana posterior a 1910. Hacia 1921, legalmente divorciada de Serge Mestchersky, abandonó el establecimiento rural cordobés “Las Isletas”, donde había construido su castillo, y se radicó de forma definitiva en Epecuén, sudoeste de Buenos Aires. Se trasladará a la ciudad de Buenos Aires en el verano de 1929 por problemas de salud al Hospital Francés, donde murió por un cuadro respiratorio pulmonar el 10 de marzo de 1929.

Tras 55 años, aquella francesa de trayecto y curso de vida misterioso, dejaba rastros de sus excéntricas construcciones que, conjuntamente con su título nobiliario, alimentaron una usina de historias, anécdotas y leyendas nutriendo a varias generaciones que conocieron su existencia o se toparon con su mítica genealógica.”

GERBAUDO, RITA- DANIELE, FLAVIA.

“La Misteriosa Princesa del Roca. Sentimientos, negocios e impronta femenina en el extremo sur de Córdoba. (1874-1929)”. Edic. Tinta libre. Cba. 2021. Biografía.